miércoles, diciembre 11, 2013

LOS REVESES DE LA GRAFOLOGÍA

Pese a que en muchas oportunidades ha dado y sigue dando pruebas de eficacia y veracidad, la Grafología sigue siendo objeto de discusión entre aquellos que no la conocen tan a fondo.

Veamos sino esta nota publicada hace poco en un diario local.

Grafología: cuando la letra no dice nada sobre las personas

18/11/2013 10:03 hs
http://www.diarioveloz.com/notas/109474-grafologia-cuando-la-letra-no-dice-nada-las-personas
 
Además de la tergiversación de muchos conceptos y de colocarla a la altura de una mancia, es importante hacer notar la poca información que tiene su autor sobre este tema.
 
Por último transcribo textualmente la respuesta que redactó el Prof. Julio Cavalli, en la que no deja lugar a dudas sobre la seriedad de esta disciplina.
 
Estimado Borgo,

Respeto totalmente su postura. El problema - para evitar discusiones que desgastan y no suman - radica en la mirada epistemológica antagónica que tenemos sobre la Psicología Proyectiva.

Los grafólogos - y yo, como introductor de la carrera en la Argentina - adherimos a esta teoría.

Muchos - los popperianos, conductistas, etc. - no lo hacen. Y es una posición respetable aunque personalmente la considero errónea (como errónea usted considera la mía. Y es una suerte porque si no la ciencia sería aburridísima). Discutir este tema es como conciliar a Boca con River. Podemos compartir un asado... pero sin hablar de fútbol.
Reconozco que falta mayor defensa de nuestra adherencia epistemológica en libros y foros. Es una carencia que debemos reparar.

Los puntos que usted sugiere pueden ser cuestionados... pero no creo que lleguemos a buen puerto.

Se rechaza la grafología porque no puede ser comprobada a través de sus métodos mecanicistas. Especialmente con el método estadístico debido a su polisemia y a que cada signo participa de un síndrome dentro de un contexto específico.

El efecto Barnum no es aplicable a la Grafología. El error básico que subyace y que se desprende de estas argumentaciones es la errónea analogía que se hace de la ciencia grafológica con las ramas esotéricas. Todavía existen colectivos científicos (y no científicos), epistemólogos y antropólogos que la asocian con las mancias. Es absolutamente reprochable que a esta altura de nuestro camino epistemológico asociemos la Grafología con el tarot, el horóscopo o la tirada de runas donde el pensamiento mágico sí está presente y donde el efecto Barnum puede ser aplicado sin dificultades.
Pero la Grafología no es profética (es predictiva como toda disciplina) ni sus diagnósticos caracterológicos son profecías. La grafología no realiza una hermenéutica general pasible de ser atribuida a todo lo singular. No aplica ni genera categorías diagnósticas universales que etiquetan y estigmatizan a los sujetos evaluados. En todo conocimiento esotérico – por ejemplo el horóscopo diario - la generalidad es una condición de base, un principio universal aplicable a todos los que deseen creerlo: “Tu pareja necesita muchas atenciones y delicadeza, por eso entrega lo mejor de ti mismo e intenta ser cariñoso y comprensivo.” Esta descripción personal, vaga y general es aplicable a cualquier sujeto que lee el horóscopo ese día.
No es el caso de la Psicología Proyectiva y de sus diferentes ramas. Esta manipulación de la técnica proyectiva es totalmente inválida por varias razones. En primer lugar se genera un espacio de mentira donde el sujeto cree que el análisis se aplica solamente a él. En segundo lugar se juega con el poder que ejerce la figura del evaluador y con la abundancia de atributos positivos que se remarcan de la persona.

Víctor Morles decía que “en el mundo académico se valora y mitifica el llamado método científico o de investigación –como forma única de resolver problemas cognoscitivos complejos- y se menosprecian otros métodos y acciones creativas que en la vida real utiliza el ser humano para acrecentar su saber”.

Afectuosamente,
Julio Cavalli

Y a la persona que pedía datos concretos de investigación le he posteado algunas de las 2200 que se realizaron desde el año 1850 en adelante. Poseo la mayoría de ellas:

• Los aportes de Allport, Vernon y Lindzey (1933/1960).
• Los trabajos sobre Grafología y la dimensión psicosexual de la personalidad de Elton McNeil y Gerald Blum (1952) de la Universidad de Michigan, USA
• Las escalas de Lewinson y Zubin (1942). Junto a Lewinson desarrollaron las famosas escalas de calificación y los instrumentos para medir no menos de 22 variables de escrituras. Trataron de obtener el mejor puntaje utilizando el juicio clínico y la medición objetiva, combinando los datos por métodos estadísticos formales.
• Las escalas de medición para la presión y el peso de la escritura, tanto en personas sanas como enfermas, creadas por el psiquiatra alemán, Emil Kraepelin y posteriormente ampliadas y modificadas por Kroener (1938). Emil Kraepelin nació el 15 de febrero de 1856 en Neustrelitz y falleció en Múnich el 7 de octubre de 1926. Se dedicó a estudiar principalmente la psicosis maníaco-depresiva y la demencia precoz describiendo clínicamente la totalidad de las enfermedades mentales para clasificarlas en función de su gravedad, clasificación todavía fundamental en la nosografía psiquiátrica. Sus obras completas se publicaron en 1927 con el título de “Psiquiatría”.
• Los aportes del americano Gerald R. Pascal (1943) y sus búsquedas de relación entre escritura y presión para determinar los cinco rasgos de personalidad: la energía, la expresividad, la impulsividad, el dominio y la determinación.
• El trabajo del Dr. Friedrich Steinwachs de la Universidad de Tübingen, creador del “Psychomotor Test of Handwriting” (1952)
• Las teorías del Dr. Wolfgang Luthe y la aplicación a 1000 sujetos del famoso ESG o “electroscriptograph” (1953),
• Los ensayos del psicólogo conductista inglés-alemán Hans Eysenck (1945) y sus investigaciones sobre el neuroticismo en la escritura. Eysenck (1916-1997),
• Las tesis de Lawrence Epstein y Huntington Hartford (1959) y el movimiento como principal indicador de la inmadurez emocional.
• Las investigaciones de Jurgen Ruesch, Jacob E. Finesinger, y Robert S. Schwab (1943) sobre los trastornos psiquiátricos y su influencia en la escritura manuscrita.
• Los estudios de Schoenfeld y Menzel (1934) y Weiss (1957) sobre la tuberculosis en la escritura
• Etel Vértesi y sus estudios sobre la escritura y el cáncer (1938)
• Anneliese Pontius (1953) y sus publicaciones sobre el asma y la escritura.
• Las investigaciones de los doctores Alfred Kanfer, Robert S. Fischer y Daniel F. Casten (1958) y el estudio fisiológico de la escritura, dejando a un lado los posibles componentes psicológicos para investigar la coordinación neuromuscular de los pacientes con cáncer.
• La pulcrísima tesis del profesor norteamericano Wilburn Raymond Mann (1961) sobre la búsqueda de Hipótesis Grafológicas Objetivas (“A continuation of the Search for Objective Graphological Hypotheses”) por la cual obtiene su Doctorado en Filosofía por la Universidad de Otawa. Una verdadera joya en el camino de la validación grafológica.
• Los trabajos grafológicos de Hélène de Gobineau, Roger Perron y Julián de Ajuriaguerra, con sus respectivos marcos estadísticos, que han permitido jerarquizar a la grafología en el marco experimental.
• El interesante estudio cuantitativo de Vinh-Bang (1959) sobre la escritura infantil.
• Los trabajos de Alfred Binet, director del Laboratorio de Psicología Fisiológica de la Universidad de la Sorbona de París, entre muchos otros.

Julio Cavalli*
 Quiero por último remarcar, como material para tener en cuenta, las validaciones que se enumeran al final de la respuesta del Prof. Cavalli. Espero que lo disfruten.

María Latorre