El temblor de actitud, en ocasiones denominado
temblor postural, modifica considerablemente la escritura y, por otra parte, el
examen de la escritura constituye uno de los elementos del diagnóstico
diferencial con un temblor parkinsoniano. E l temblor de actitud, muy diferente
al temblor parkinsoniano, que es un temblor en reposo, no existe cuando la mano
y el antebrazo están relajados. Por el contrario, se produce en el momento de
la contracción de los músculos. Cuánto mayor precisión se requiere, tanto más
acentuado es el temblor, lo que se observa fácilmente en la ejecución de la
escritura.
Cuándo ése es muy pronunciado, se mantiene la
dirección de la línea y se retrasa el apoyo de la pluma sobre la hoja de papel
con sacudidas irregulares que martillean el papel. Se observa sobre todo la
afectación del trazado de las letras con zigzag que reemplazan una dirección
lineal por oscilaciones sinusoidales.
La terminación de algunas letras es característica
del temblor de actitud, sobre todo de las mayúsculas. La terminación de la
letra "R" en serpentina, frecuentemente en los temblores de actitud,
se denomina "signo de la R mayúscula".
Al contrario de lo observado en el temblor
parkinsoniano, que se relaciona con una contracción alternante de los músculos
agonistas y antagonistas, el ritmo del temblor de actitud, del orden de 8-12
Hz, está provocado por la contracción sincrónica y simultánea de grupos
musculares antagónicos. Paradójicamente el temblor y, en consecuencia, la
escritura mejoran con el alcohol, así como con algunos fármacos, como el
meprobamato, betabloqueadores o algunos antagonistas del calcio.
Aunque el alcohol alivia el temblor de actitud,
también provoca temblor, directamente o durante la abstinencia. En estos casos
pueden observarse varios tipos de temblor: un temblor rápido que corresponde a
la exageración de un temblor fisiológico; frecuentemente el temblor alcohólico
es de predominio matutino, después de una noche de abstinencia tras varios días
de abuso del alcohol. Por consiguiente, este temblor no constituye un efecto
tóxico directo del alcohol, sino una consecuencia de la disminución de la tasa
de alcohol en sangre que provoca una reducción de los valores de magnesio y una
alcalinización de la sangre que origina una hiperexcitabilidad nerviosa, sobre
todo del sistema autónomo, con un posible aumento de la taza de catecolaminas
circulantes.
Existen otros tipos de temblores que pueden
provocar disgrafías hipercinéticas diferentes: por ejemplo, el temblor
denominado fisiológico, presente en todos los individuos, aunque no es
perceptible a simple vista.
El temblor fisiológico se exagera durante las
emociones, también se puede observar con algunos fármacos (anfetaminas), café y
algunos tóxicos como el mercurio, que al cabo de cierto número de años, es
responsable de un temblor que altera sobre todo la escritura, ya que predomina
en posición de sedestación[1].
La escritura de los toxicómanos con frecuencia
está más deteriorada que afectada por un temblor. La organización de las frases
se deshace, el ordenamiento es irregular y el trazado a menudo es espasmódico,
rígido y crispado. Según el grado de impregnación tóxica, en ocasiones se
produce una agrafía "pura" similar a la de la confusión mental, que
es transitoria y exagerada o no por la ingestión de la droga.
La exageración del temblor por ansiedad o estrés
se relaciona con la liberación de adrenalina a partir de las glándulas
suprarrenales, lo que aumenta la sensibilidad.
Fuente:
Mecanismos Neurofisiológicos de la escritura
Publicado
por: Marina Planas y Cecilia Amarante
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