jueves, mayo 31, 2012

ESCRITURA Y TEMBLORES


El temblor de actitud, en ocasiones denominado temblor postural, modifica considerablemente la escritura y, por otra parte, el examen de la escritura constituye uno de los elementos del diagnóstico diferencial con un temblor parkinsoniano. E l temblor de actitud, muy diferente al temblor parkinsoniano, que es un temblor en reposo, no existe cuando la mano y el antebrazo están relajados. Por el contrario, se produce en el momento de la contracción de los músculos. Cuánto mayor precisión se requiere, tanto más acentuado es el temblor, lo que se observa fácilmente en la ejecución de la escritura.

Cuándo ése es muy pronunciado, se mantiene la dirección de la línea y se retrasa el apoyo de la pluma sobre la hoja de papel con sacudidas irregulares que martillean el papel. Se observa sobre todo la afectación del trazado de las letras con zigzag que reemplazan una dirección lineal por oscilaciones sinusoidales.
La terminación de algunas letras es característica del temblor de actitud, sobre todo de las mayúsculas. La terminación de la letra "R" en serpentina, frecuentemente en los temblores de actitud, se denomina "signo de la R mayúscula".

Al contrario de lo observado en el temblor parkinsoniano, que se relaciona con una contracción alternante de los músculos agonistas y antagonistas, el ritmo del temblor de actitud, del orden de 8-12 Hz, está provocado por la contracción sincrónica y simultánea de grupos musculares antagónicos. Paradójicamente el temblor y, en consecuencia, la escritura mejoran con el alcohol, así como con algunos fármacos, como el meprobamato, betabloqueadores o algunos antagonistas del calcio.

Aunque el alcohol alivia el temblor de actitud, también provoca temblor, directamente o durante la abstinencia. En estos casos pueden observarse varios tipos de temblor: un temblor rápido que corresponde a la exageración de un temblor fisiológico; frecuentemente el temblor alcohólico es de predominio matutino, después de una noche de abstinencia tras varios días de abuso del alcohol. Por consiguiente, este temblor no constituye un efecto tóxico directo del alcohol, sino una consecuencia de la disminución de la tasa de alcohol en sangre que provoca una reducción de los valores de magnesio y una alcalinización de la sangre que origina una hiperexcitabilidad nerviosa, sobre todo del sistema autónomo, con un posible aumento de la taza de catecolaminas circulantes.

Existen otros tipos de temblores que pueden provocar disgrafías hipercinéticas diferentes: por ejemplo, el temblor denominado fisiológico, presente en todos los individuos, aunque no es perceptible a simple vista.
El temblor fisiológico se exagera durante las emociones, también se puede observar con algunos fármacos (anfetaminas), café y algunos tóxicos como el mercurio, que al cabo de cierto número de años, es responsable de un temblor que altera sobre todo la escritura, ya que predomina en posición de sedestación[1].

La escritura de los toxicómanos con frecuencia está más deteriorada que afectada por un temblor. La organización de las frases se deshace, el ordenamiento es irregular y el trazado a menudo es espasmódico, rígido y crispado. Según el grado de impregnación tóxica, en ocasiones se produce una agrafía "pura" similar a la de la confusión mental, que es transitoria y exagerada o no por la ingestión de la droga.

La exageración del temblor por ansiedad o estrés se relaciona con la liberación de adrenalina a partir de las glándulas suprarrenales, lo que aumenta la sensibilidad.
Fuente: Mecanismos Neurofisiológicos de la escritura
Publicado por: Marina Planas y Cecilia Amarante


[1] Término posicional que indica que el sujeto se encuentra sentado.

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