Podemos definir a la falta de autoestima, o autoestima baja, como un sentimiento de minusvalía ante los demás y ante nosotros mismos. A esto se agrega generalmente un sensación de falta de confianza en las propias aptitudes o capacidades, ya sea por experiencias personales, o por haber recibido mensajes desvalorizantes de parte de personas con peso afectivo importante como para generar inseguridad yoica.
Sabemos que en el aparato psíquico, el concepto del Yo se compone de conceptos tanto internos como externos. Entonces:
El papel de la grafoterapia
La forma de escribir proyecta, entre otras cosas, nuestra fuerza yoica y de ella depende el nivel de autoestima que se tenga. A partir de aquí podemos establecer que las características gráficas de una persona con baja autoestima serían, entre otras:
Zona media de la escritura es pequeña o muy pequeña.
Presión débil o muy fuerte.
Óvalos pequeños.
Escritura mal estructurada.
Escritura muy junta o muy espaciada.
Mayúsculas complicadas.
Firma ilegible.
Firma más pequeña que el texto y/o a la izquierda del mismo, sobre todo si se aleja.
Nombres o iniciales de la firma tachadas por la rúbrica.
Rúbrica compleja
Rasgos de autoafirmación
Tienen decidida dirección vertical. Según el Prof. J. J. Simón: “Este tipo de rasgos definen su significado en su propia denominación, pues expresan los deseos más o menos inconscientes de afirmación de la personalidad, quizá como respuesta a sentimientos de inferioridad más o menos acusados. Una forma muy común en que estos deseos aparecen es en el hecho de detentar posiciones de poder o mando, a veces con escasas aptitudes para los mismos. Asimismo, los comportamientos de tipo tajante están de acuerdo con estos rasgos autoafirmativos.”
Cabe aclarar que es importante no confundir capacidad de mando o rasgos de autoafirmación con personalidades caprichos, de tipo emocional e irreflexivo.
Mediante la grafoterapia y su ejercitación, se orienta a la persona hacia la transformación de los rasgos que determinan la baja autoestima.
A medida que estos cambios en el gesto gráfico se internalizan, se va modificando la percepción del Yo, de forma, el sujeto se torna más firme y decidido.
María Latorre
Grafoanalista
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