Cuando en una oferta de empleo se solicita una carta de presentación
manuscrita, lo más probable es que se vayan a utilizar técnicas grafológicas en
el proceso de selección de candidatos.
¿Y qué es eso? Ni brujería ni adivinación. La grafología es una disciplina
que descifra nuestra forma de ser a través de la escritura. Dependiendo de cada
caso, estas técnicas se utilizan en una primera criba de candidatos, en la
selección final o durante todo el proceso bajo el asesoramiento del responsable
de recursos humanos de la empresa.
La información que proporciona es muy completa. No sólo establece la
relación entre las aptitudes del candidato y los requerimientos para el puesto,
sino que además describe sus motivaciones, revelando actitudes y
comportamientos difíciles de determinar con otras técnicas.
En países como Francia y Alemania es ya una herramienta muy habitual para
escoger profesionales. En España, pese a las reticencias de algunos
reclutadores, va adquiriendo una mayor trascendencia en el mundo empresarial.
Reglas generales
La escritura es íntima y personal, una forma de expresión que traslada
nuestra personalidad a un folio. Por eso, intentar embellecerla es un artificio
que detecta fácilmente un experto. Lo que sí te sugerimos es que sigas unas
pautas generales
- Escritura legible pero personal. Evitar el uso exclusivo de letras mayúsculas o la colocación bajo el papel de una plantilla que garantice la horizontalidad de las líneas.
- La extensión debe ser de unas 8 o 10 líneas, siguiendo los parámetros establecidos para cualquier carta de presentación.
- Espontaneidad en la escritura ya que los grafoanalistas detectan una letra demasiado pensada. Además, así se evitan contradicciones con otras pruebas —entrevista, tests— que se desarrollen durante la selección.
- Escribir en un momento de tranquilidad, con una pluma o un bolígrafo con el que nos sintamos a gusto.
Qué elementos estudia grafología
La grafología no es simplemente una interpretación de nuestro estilo de
letra. Intervienen muchos otros elementos, diferentes partes de un mosaico que
el grafoanalista agrupa y les da significado:
- Forma de la letra: muestra por ejemplo, si la persona es extrovertida, con criterio y vital o todo lo contrario.
- Tamaño: una letra grande puede ser síntoma de una necesidad de reafirmación personal.
- Presión al escribir: es un factor determinante ya que indica determinación y capacidad de involucrarse con un proyecto.
- Distribución espacial: la armonía de los elementos de la carta da una pista sobre nuestra capacidad de organizarnos y gestionar el tiempo.
- Espacios en blanco: tanto los espacios entre palabras, líneas y los márgenes de la página marcan la capacidad que se tiene para el orden y las normas.
- Dirección de las letras, palabras y frases: la dirección de los renglones es un buen termómetro de nuestro estado de ánimo. De la misma forma, escribir en líneas ascendentes demuestra optimismo; lo contrario si se desvían hacia abajo.
La firma también contiene mucha información. En vez de explicar cómo
somos, la rúbrica constituye una proyección de lo que queremos ser, de nuestras
aspiraciones.

Todos estos elementos se interrelacionan de tal forma que dan una imagen
global del candidato.
Algunas competencias
Un estudio grafológico completo no sólo muestra la adaptación profesional
de una persona a un puesto. Nuestras motivaciones, temores e incluso el tipo de
inteligencia que poseemos queda al descubierto: o bien concreta -enfocada a
resolver cuestiones prácticas- o teórico-abstracta.
Pero, ¿cómo se vinculan los elementos grafológicos con nuestras
competencias? Daremos un breve listado a modo de ejemplo:
- Capacidad de trabajo en equipo: escritura agrupada, inclinación vertical o moderadamente inclinada a la derecha y caracteres con dimensiones proporcionadas.
- Capacidad de concentración: Barras de t y puntos de i regulares. Orden en la página y escritura pequeña. Cuando la concentración es deficiente, los espacios entre palabras y renglones aumentan y la escritura suele ser inacabada.
- Sentido de responsabilidad: escritura sin trazos exagerados, presión firme y dirección horizontal o ascendente pero regular.
- Adaptación al cambio: escritura clara y proporcionada, agrupada, presión normal o ligera e inclinación oscilante. En la escritura se notan curvas y oscilaciones.
- Habilidades de liderazgo: la capacidad de influir en los demás se refleja en la escritura clara y angulosa, una presión firme y barras de t altas, dirigidas a la derecha e iguales en tamaño y colocación.
También es posible determinar el estilo de liderazgo que tiende a ejercer
el candidato: orientado a las personas o los grupos, a las tareas, al logro de
objetivos o a la organización.
©
Laboris
Es importante aclarar que ningún rasgo tiene valor definitorio per se, sino únicamente en el contexto total del escrito. Por lo tanto no es recomendable redactar la carta de presentación de acuerdo con pautas preestablecidas para su aceptación, sino con prolijidad y criterio.
ResponderEliminarNo hay fórmulas mágicas, cualquier característica escritural que no corresponda a la persona que se postula pude ser rápidamente detectada en una primera lectura, o en la entrevista personal.