Desde
diciembre pasado que me da vueltas en la cabeza el tema de la creatividad.
Quizás fuera la época del año. Pero más bien creo que se debe a un hecho que me
pasó mientras desayunaba y pensaba que tenía que instalar unas estanterías con
el sistema de guías y ménsulas comúnmente conocidas como rapi-estant.
A
pesar de que no son difíciles de instalar y lo he hecho muchas veces, la sola
idea de tener que marcar con precisión el lugar a agujerear para que luego los
estantes queden derechos, me predisponía mal.
Mientras
“rumiaba” mi descontento, una imagen se me cruzó por la mente. Fue como una
película en la que la guía giraba en el aire y se ubicaba solita contra la
pared, en la posición opuesta a como tenía que quedar para recibir las
ménsulas.
Nunca
me había ocurrido algo tan “cinematográfico” si me permites la expresión.
Además de sorpresa, debo confesar que me sentí muy tonta. Calculo que debe
hacer más o menos 30 años que veo colocar guías en obra (sí, que vergüenza, soy
arquitecta…), las he colocado yo misma infinidad de veces y siempre di por
sentado que se presentan para marcar en la misma posición en que quedan
definitivamente amuradas.
Aunque,
ahora que “me iluminé” me doy cuenta que el sentido común indica que es mucho
más fácil darlas vuelta para marcar con un lápiz el lugar a perforar y luego
darlas vuelta nuevamente para atornillarlas y colocar las ménsulas. En la
posición definitiva no es posible marcar con un lápiz, pues la guía se
encuentra separada de la pared unos 2 cm, así que tenemos que recurrir a un
clavo o similar y a veces se termina corriendo y no marcando con precisión.
Explicar
este procedimiento es mucho más difícil que visualizarlo, así que aquí van unas
fotos: a la izquierda vemos como es muy difícil marcar si dejamos la guía en su
posición final, pero si las demos vuelta como en la foto de la derecha…
La
solución de presentar las guías primero al revés para marcar la posición, es
muy creativa y súper sencilla. ¿Por qué no se me había ocurrido antes? ¿Por qué
en vez de repetir lo que había visto hacer (mal) tantas veces no pensé una
solución mejor?
Los
días pasaban y yo seguía “masticando” mi pregunta: ¿Por qué a veces los seres
humanos nos obnubilamos y seguimos repitiendo errores en vez de buscar una
solución mejor?
Hasta
que se me ocurrió esta explicación: no podemos ser creativos todo el tiempo, la
creatividad demanda tiempo y esfuerzo. La creatividad tiene que ver con la
capacidad de producir respuestas originales a los problemas. La
creatividad también se da en algunos animales pero la diferencia de
competencias entre ambos hemisferios del cerebro es una característica
exclusivamente humana.
A
riesgo de parecer traído de los pelos quiero hacer algunos comentarios sobre el
libro Aprender a dibujar con el lado
derecho del cerebro de Betty Edwards que compré para regalarle a mi hijo
menor que comienza a estudiar Arquitectura.
La
Dra. Edwards es catedrática de la Universidad de California en Long Beach,
Estados Unidos y aplica los conocimientos actuales sobre los procesos
cognitivos del cerebro humano y las diferencias entre los dos hemisferios del
cerebro para enseñar a dibujar y a desarrollar la creatividad. A cualquiera que
desee aprender a dibujar le recomiendo de todo corazón el libro de Betty:
original, inspirador y sumamente efectivo.
Nuestro cerebro: dos
modos de procesar la información
Uno de los primeros
ejercicios que la Dra. Edwards propone a sus alumnos es copiar un retrato que
se encuentra en posición invertida y luego copiarlo nuevamente pero esta vez al
derecho. Como pueden apreciar, el dibujo que corresponde a la imagen invertida
es muy superior. ¿Cómo puede ser? Copiar el dibujo invertido reduce el
conflicto entre las modalidades de ambos hemisferios. En la imagen debajo vemos a la izquierda el dibujo original que hizo Pablo Picasso
de
Igor Stravinski en mayo de 1920 y a la derecha la copia que hizo un alumno.
En
una simplificación extrema podemos decir que el hemisferio izquierdo de nuestro
cerebro domina el pensamiento verbal, analítico, simbólico, temporal, también
conocido como “modalidad I” mientras que el derecho se hace cargo del
pensamiento visual, perceptivo, espacial, atemporal, la llamada “modalidad D”.
A
la mayoría de las personas, la “modalidad I” les parece fácil, normal y
conocida, quizás porque la escuela alienta el desarrollo de esa modalidad a
expensas de la D, más visual y de pensamiento no lineal. Mientras que la
“modalidad D” les parece difícil y extraña. Si bien ambos sectores del cerebro
trabajan juntos, en la mayoría de las personas, la modalidad I es dominante
y se “hace cargo” de la situación.
La
estrategia de la Dra. Edwards se basa en enseñar a las personas a pasar de
forma consciente a la modalidad D, o sea a la forma perceptiva del cerebro
para que esta asuma el mando por un rato.
Volvamos
al ejercicio del dibujo invertido, por motivos que todavía no están claros, el
sistema verbal (modalidad I) rechaza la tarea de leer y nombrar las imágenes
invertidas. Cuando la modalidad I se retira (pues no le interesa ese problema) se
evita el conflicto entre ambas modalidades y la D toma el mando.
En la imagen debajo vemos
a la izquierda el dibujo original de Picasso ahora invertido y a la derecha la
copia que hizo el mismo alumno del ejemplo anterior cuando el original estaba
invertido.
Aclaro
que por claridad aquí, gire la copia para una mejor apreciación de los
resultados.
A esta altura ¿se dio
cuenta por qué en las secciones de brainstorming se le pide que no “edite” las
ideas y que anote todo lo que le pasa por la mente? Porque la modalidad I
sufre arranques de juicio y cohíbe la creatividad (la modalidad D).
Ante
un problema, la modalidad I intenta reconocer las cosas rápidamente (nombrar y
categorizar) mediante la selección de los detalles más relevantes, en cambio la
modalidad D percibe sin palabras las configuraciones completas y busca las
formas en que encajan las partes, sin importar el tiempo que le demande; por
eso cuando una persona está inmersa en una sesión creativa a menudo pierde la
sensación del tiempo (atemporal).
En
otras palabras, ante un problema determinado nuestro hemisferio izquierdo se
hace cargo intentando reconocer la totalidad rápidamente, le pone un nombre, le
asigna una categoría y lanza una solución. Es lo que me pasaba a mí con las
guías, la solución conocida obnubilada la posibilidad de una mejor.
Afortunadamente
para nosotros ambos hemisferios trabajan conjuntamente, pero uno domina. En la
mayoría de las personas domina el hemisferio izquierdo, lo que pareciera
hacernos la vida más fácil al impedirnos “reinventar la rueda”, sin embargo esa
“efectividad” es a expensas de nuestra creatividad.
Como
empresarias o empresarios nos interesa movernos en “modalidad I” para encontrar
soluciones rápidas en el día a día, sin embargo no dejamos de buscar soluciones
creativas a nuestros problemas cotidianos: diseño y desarrollo de nuevos
productos, encontrar nuevos nichos de mercado, superar situaciones de crisis,
etc.
Manuel
Gross Osses en su blog AtinaChile describe 5 actitudes positivas hacia la
creatividad que las personas deberían desarrollar para mejorar sus capacidades
de innovación y, a partir de estas, adquirir nuevas potencialidades de
emprendimiento, tanto en el ámbito social como en el económico.
- La curiosidad. Es el deseo de conocer el cómo de muchas cosas, además del por qué y del para qué se realizan. La curiosidad es la principal fuente de creatividad.
- El desafío a lo establecido. A veces, al mirar más allá de lo acostumbrado, el emprendedor puede descubrir una nueva manera de hacer las cosas, más eficiente y satisfactoria.
- El descontento constructivo. Es la fuerza que mueve a los solucionadores de problemas, siempre dispuestos a arreglar las cosas que funcionan mal.
- La confianza en que todos los problemas tienen alguna solución, y buscarla hasta alcanzarla.
- La habilidad de no ser prejuicioso ni criticar anticipadamente, porque muchas ideas, extrañas al principio, pueden ser muy valiosas una vez implementadas.
Yo
agregaría a la lista de Manuel un sexto componente: un ambiente creativo
o al menos que posibilite la creación: ya sea alentándola o al menos no
castigándola. Es muy difícil cultivar margaritas entre los chanchos…
Anteriormente
se creía que había una relación directa entre inteligencia y creatividad; hoy
sabemos que no están directamente relacionadas, aunque la inteligencia “le
presta letra” a la creatividad, la nutre, le suministra elementos con los que
trabajar.
Además
de las técnicas que aplica la Dra. Edwards para enseñar a dibujar, hay
muchísimas más para ayudarnos a “transferir el mando” temporalmente a la
modalidad D y desarrollar así nuestra creatividad.
Silvia
Chauvin
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