Los
mapas mentales o mind maps son
una técnica que permite a una persona organizar y representar información
compleja de forma gráfica. El diagrama resultante utiliza palabras e imágenes
para representar ideas y conceptos que se unen a otras por medio de líneas
radiales cuyo origen es una idea central.
Los
mapas mentales fomentan
la creatividad, la retención y el aprendizaje en general. Son tan efectivos que
se dice que los estudiantes que los usan son, en promedio, 75% más efectivo que
la norma.
Los
usos de los mapas mentales son múltiples:
organizar ideas, estudiar un problema, pensar un nuevo negocio, etc.
Y
la causa por la que los mapas mentales
o mapas conceptuales son tan efectivos es porque siguen los patrones de
funcionamiento de nuestro cerebro. Cualquier técnica que fluya en el sentido de
nuestra biología tendrá más posibilidades de tener una mejor perfomance y de
ser más intuitiva.
Por
este motivo creo
que conocer un poco la forma en que trabaja nuestro cerebro con las ideas puede
ayudarnos a sacar mejor provecho de esta técnica.
Me
siento muy honrada
de publicar este artículo de Norma Sánchez Santillán y Rubén Sánchez Trejo, de
la UAM- Xochimilo que nos introducen en los fundamentos de la técnica de los
mapas mentales. Los conceptos que nos presentan son sólidos, adecuados y
fáciles de comprender.
Una herramienta sencilla y
eficaz: Los mapas mentales o Mind Maps
Los
modernos hilos de Ariadna al rescate en el laberinto de nuestros pensamientos.
Siempre
que intentamos aclarar nuestras ideas, echamos mano de pluma y papel y tratamos
de plasmar lo que se nos va ocurriendo mediante simples garabatos o complejos
esquemas que de alguna manera nos ayuden a captar, ordenar, retener y analizar
todos los elementos que nos brincan en la cabeza y amenazan con escapársenos.
Este
sencillo procedimiento
puede marcar la diferencia entre hallar la luz o continuar en la confusión que
dificulta al arribo a conclusiones provechosas y, aunque es sano desconfiar de
todo aquello que prometa transformaciones espectaculares en nuestra vida, de
manera instantánea y con un mínimo esfuerzo, existen, sin embargo, técnicas
para organizar la mente humana que se originan en los últimos hallazgos
neurobiológicos sobre sus mecanismos y que, con una simplicidad pasmosa, marcan
pautas para obtener mejores resultados de nuestros procesos pensantes.
A
esta categoría pertenecen los esquemas gráficos conocidos como mapas mentales,
desarrollados por el psicólogo británico Tony Buzan alrededor de 1970, aunque
solo hasta fechas recientes han empezado a difundirse con gran vigor por todo
el mundo.
¿Qué son los Mapas Mentales o
Mind Mapping?
Los
esquemas de los mapas mentales,
según la definición de Buzan (2002), “. . . son una poderosa técnica gráfica
que nos ofrece una llave maestra para acceder al potencial del cerebro y que se
puede aplicar a todos los aspectos de la vida, de tal manera que una mejoría en
el aprendizaje y una mayor claridad de pensamiento puedan reforzar el trabajo
de los seres humanos”.
Instrumentos
de este tipo, de mayor o menor
eficacia, siempre han existido (De Bono, 1991). Es interesante la forma en que
grandes personajes de las ciencias o las artes han hecho notas de sus
proyectos, reflexiones o sueños. Particularmente significativos, son los
apuntes de Leonardo, Picasso, o Einstein.
mencionar algunos. ¿Qué es entonces lo que hace especial a la
técnica de los mapas mentales?
Los hemisferios cerebrales y el
pensamiento irradiante
En
1968 el neurobiólogo
norteamericano Robert W. Sperry, publicó en la revista “American Psychologist”,
el artículo: Desconexión hemisférica y unidad en la percepción consciente
(Sperry, 1968). En este, anunciaba los resultados de sus investigaciones con
pacientes a quienes se les había practicado una cirugía llamada comisurotomía,
o división del cerebro, que consiste en cortar el cuerpo calloso que une los
hemisferios izquierdo y derecho de este órgano. La importancia de este trabajo
ha sido de tal magnitud, que le hizo merecedor, con toda justicia, del premio
Nóbel de Medicina en 1982.
Las
conclusiones de Sperry,
a grandes rasgos, son las siguientes: cada hemisferio cerebral percibe y
procesa la información que recibe de una manera diferente, función llamada
lateralización.
El
izquierdo es racional, analítico y verbal;
domina el tiempo, es decir, la secuencialidad y condensa sus pensamientos en
números, letras y palabras.
El
hemisferio derecho es no verbal e intuitivo;
es dominante en la percepción del espacio, las formas, los colores, el ritmo de
las cosas, las imágenes y sus dimensiones.
El
izquierdo es detallista, el derecho holístico,
es decir, percibe las cosas como una totalidad.
De manera global, se identifica al hemisferio izquierdo como preponderante en el ordenamiento y control de datos y procesos; es calculador, ecuánime y frío y se le ubica como el lugar de la mente consciente.
De manera global, se identifica al hemisferio izquierdo como preponderante en el ordenamiento y control de datos y procesos; es calculador, ecuánime y frío y se le ubica como el lugar de la mente consciente.
Por
el contrario, al hemisferio derecho
se le atribuyen, principalmente, cualidades de tipo emocional y las
relacionadas con actividades artísticas; se dice que es soñador e irracional y,
hasta cierto punto, inmaduro y desorganizado. Se le identifica con la mente
inconsciente.
Uno
de los aspectos importantes
que se desprenden de las investigaciones de Sperry es que, aunque la mayoría de
las personas tengamos más desarrolladas las cualidades de uno u otro
hemisferio, los máximos logros de nuestra capacidad intelectual se obtienen
cuando los dos lados actúan de manera conjunta y armoniosa, permitiendo que
cada uno de ellos aporte la visión particular sobre las cosas que se derivan de
sus habilidades especificas.
Con
estas conclusiones en mente
y partiendo de los procesos neurofisiológicos que ocurren cuando nuestro
cerebro trabaja, Tony Buzan (2002) desarrollo otro concepto fundamental cuya
aplicación práctica desembocó en la creación de los mapas mentales: el
pensamiento irradiante.
Este
es el tipo de pensamiento asociativo
que se genera de una idea central o se conecta con ella; es como una esfera de
la cual irradian miles de enlaces en todas direcciones, los cuales, a su vez,
tienen su propia red de conexiones que, por lo mismo, tienden a volverse
infinitas.
El
pensamiento irradiante refleja fielmente,
como veremos a continuación, el mecanismo natural que se da en las neuronas
cuando se desencadena cualquiera de los procesos de la mente, bien sea la
memoria, el aprendizaje, la creatividad, la conciencia, la inteligencia o los
propios pensamientos.
Las Neuronas, el Pensamiento
Irradiante y los Mapas Mentales
Cada
una de las diez mil millones de células que conforman el cerebro humano, las
neuronas, actúa como un poderoso microprocesador y transmisor de datos, para lo
cual poseen una estructura muy particular.
De
su cuerpo se desprenden
una gran cantidad de diminutas ramas llamadas dendritas, mediante las cuales se
comunican con otras neuronas, intercambiando a partir de micro impulsos
eléctricos unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores. La rama más
larga es el axón y es la salida más importante de la información que envía esa
célula hacia otras que la reciben a través de sus dendritas y la vuelven a
retransmitir por sus axones (De la Parra y Madero, 2).
Este
complejo de transmisión a nivel neuronal
se denomina sinapsis y es disparado por cada uno de los diferentes procesos que
pueden ocurrir en el cerebro, como la memorización, la percepción visual o
auditiva, las emociones, el aprendizaje, el simple contacto con la naturaleza o
el análisis y envío de ordenes al sistema motriz; todos ellos implican una
enorme cantidad de sinapsis que asocian desde un propósito central a miles o
millones de neuronas.
Según
el profesor Kouzmich Anojin,
de la Universidad de Moscú, cada una de las diez mil millones de neuronas del
cerebro humano tiene la posibilidad de un numero de conexiones que se pueden
expresar por la unidad seguida de veintiocho ceros y, la posibilidad de
combinaciones de todo el cerebro se definiría por un 1 seguido de 10.5 millones
de kilómetros de ceros. En otras palabras, el potencial del cerebro humano es
prácticamente ilimitado.
Este
mecanismo, si observamos bien,
es exactamente el mismo por el cual queda definido el pensamiento irradiante:
una idea o imagen central que irradia una serie de asociaciones o enlaces con
otras, que a su vez generan sus propias conexiones, y así hasta el infinito.
En
este punto podemos ver claramente la relación
entre el funcionamiento de las neuronas, el pensamiento irradiante y los mapas
mentales. En palabras del propio Buzan (2002), “. . . las incesantes conexiones
de las neuronas crean, nutren y acrecientan los infinitos mapas de nuestra
mente; el pensamiento irradiante es el fiel reflejo de estos procesos internos
y la técnica de los mapas mentales es el espejo externo de nuestro propio
pensamiento irradiante, lo que nos permite el acceso a la vasta central
eléctrica del pensamiento”.
Las cualidades de los
hemisferios cerebrales y los Mapas Mentales
Quizás
nos preguntemos las causas de las limitaciones de la mayoría de nuestros
actuales métodos gráficos de organización de datos o ideas (los apuntes de
clase, los resúmenes, los cuadros sinópticos, los enlistados de temas).
La
respuesta es contundente:
todos ellos solamente utilizan las habilidades de uno de los hemisferios
cerebrales, el izquierdo, y desperdician el enorme potencial que proviene de
las cualidades del lado derecho.
Como
mencionamos anteriormente,
en el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro se concentran funciones que
tradicionalmente son identificadas como racionales, lógicas o de control: la
verbalización, que utiliza palabras para nombrar, describir o definir; la
capacidad analítica, que soluciona las cosas paso a paso; la capacidad simbólica,
que se sirve de símbolos para representar algo, como letras para los sonidos,
palabras para designar cosas o signos numéricos para cantidades de cosas; la
temporalidad o secuencialidad, que lleva cuenta del tiempo y ordena las cosas
en sucesión, una tras otra; la linealidad, que piensa en función de líneas
encadenadas, de modo que un pensamiento sigue directamente a otro.
Si
observamos bien,
veremos reflejadas todas estas funciones en los métodos convencionales que
hemos señalado como inoperantes y aunque aquellas son procesos fundamentales
del pensamiento, no son capaces, en la casi totalidad de los casos, de hacer
más organizadas y productivas las notas que expresan nuestras ideas, pues su
presentación es dispersa, inconexa, aburrida, desmotivante y genera una perdida
de tiempo.
Este
tipo de esquemas
no son un estimulo creativo para el cerebro, dificultan el recuerdo y oscurecen
los asuntos verdaderamente importantes.
¿Qué
es entonces, lo que hace falta
a los esquemas tradicionales de organización de ideas? La falla más común es la
carencia de elementos visuales atractivos y una disposición y presentación de
los conceptos básicos que los resalten y ayuden a estimular la imaginación, la
memoria y la comprensión de sus relaciones como un todo.
En
síntesis, les faltan justamente
los componentes derivados de las habilidades de percepción y manejo de
información que aporta el lado derecho del cerebro (Edwards, 2000).
Para
que un esquema permita el máximo aprovechamiento de nuestros pensamientos e
ideas, debería contar con las siguientes características: en primer lugar,
identificar y destacar el tema principal que se esta abordando y sus
componentes básicos (conceptualización, facultad del hemisferio izquierdo), que
serían presentados con elementos gráficos, imágenes y colores (hemisferio
derecho), y utilizando el menor numero posible de palabras (síntesis,
hemisferio izquierdo), agrupados en categorías y jerarquizados (hemisferio
izquierdo), y dispuestos espacialmente (hemisferio derecho), de tal manera que
se puedan observar sus relaciones parciales (detalles, hemisferio izquierdo), y
totales (hemisferio derecho), que faciliten su análisis (hemisferio izquierdo),
y permita el descubrimiento de relaciones no obvias que estimulen la
imaginación, la comprensión y la creatividad (hemisferio derecho), y la
obtención de mejores conclusiones (hemisferio izquierdo), que se concreten en
palabras escritas, habladas o en planes de acción (hemisferio izquierdo).
En
conclusión, la máxima utilización
del potencial de nuestros dos hemisferios cerebrales trabajando de manera
conjunta debiera ser el objetivo principal de cualquier herramienta que
pretenda ayudar a acceder de manera eficaz a los contenidos de la mente. Esta
es, justo, la razón de ser de la técnica de los mapas mentales.
¿Cómo se hace un Mapa Mental?
El
aterrizaje de todos los conceptos que hemos tratado de resumir, algunos de
ellos realmente complejos, es la técnica de los mapas mentales y es tan
sencilla que puede resumirse en unas cuantas líneas.
Quizás
esta sencillez pueda levantar las
suspicacias a las que nos referíamos al principio del artículo, pues, como
acota el investigador inglés Edward De Bono
(1991), algunas mentes pueden considerar como una amenaza la incapacidad para
distinguir entre algo que es simple porque no hay nada detrás y algo que es
simple porque hay mucho detrás.
Para hacer un Mapa Mental:
- 1) Coloca el concepto principal en el centro de una página.
- 2) Escribe los conceptos básicos que lo sustentan conectándolos con líneas al concepto central en el sentido de las manecillas del reloj.
- 3) Utiliza solo palabras clave, con los menos elementos posibles, para categorizar y jerarquizar los conceptos básicos.
- 4) Incluye elementos visuales, como dibujos, imágenes, símbolos y grafismos, para enfatizar los conceptos más importantes.
- 5) Agrega colores que ayuden a organizar visualmente los conceptos.
Y
ya está! La próxima vez que
quieras analizar un problema, decidir sobre algo, tomar apuntes de una clase o
una conferencia, preparar un escrito o un discurso, elaborar la lista del
supermercado, planificar una actividad concreta o simplemente tu día, semana,
mes, incluso lo que pretendas hacer con el resto de tu vida, intenta
confeccionar tus propios mapas mentales incorporando los elementos que
hemos mencionado y trasmitiéndoles tu personalidad con las ideas que a tí te
funcionen mejor.
Bibliografía
- Buzan, T., 2002. El libro de los mapas mentales: como utilizar al máximo las capacidades de la mente. Edit. Urano. México, 350p.
- De Bono, E., 1991. Ideas para profesionales que piensan: Nuevas consideraciones sobre el pensamiento lateral aplicadas a la empresa. Edit. Paidós. México, 420p.
- De la Parra, E. y María. del C. Madero, 2002. La fascinante técnica de los esquemas mentales: Su teoría y aplicación práctica. Edit. Panorama. México, 229p.
- Edwards, B., 2000. Nuevo aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro. 5a edición. Edit. Urano. México, 318p.
- Sánchez Santillán N. y Sánchez Trejo R., 2008. Una herramienta sencilla y eficaz: Los mapas mentales. Contactos Nro. 59. UAM-Xochimilco. México.
- Sperry, R. W., 1968. Hemispheric deconnection and unity in conscious awareness. American Psychologist, 23 (10): 723-733.
Fuente
Norma Sánchez Santillán, Rubén
Sánchez Trejo
UAM - Xochimilco - México
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