Puede que los bebés más
pequeños no sean conscientes de mucho, sin embargo, de ellos podemos
obtener información valiosa sobre cómo surgen los pensamientos
conscientes y cómo se desarrollan en el tiempo. Y así aprender más sobre
qué significa estar consciente.
Método de estudio
Para estudiar la intención en bebés que son demasiado
pequeños para hablar, los autores aprovecharon las investigaciones sobre
percepción visual, que mostraban que el cerebro procesa una gran
cantidad de información visual antes de que llegue a un nivel de
conciencia. Las señales de EEG,
que se miden al poner electrodos en la cabeza, pueden distinguir con
claridad entre datos visuales que se ven conscientemente y los que no.
Estas señales muestran un gran cambio cuando una persona se vuelve
consciente por primera vez de un objeto que previamente sólo recibió
atención subliminal.
Estadios del procesamiento perceptual
“Hay dos estadios en el procesamiento de lo perceptual,”
explica Kouider. “El primer estadio consiste básicamente en la
activación de neuronas en la corteza sensorial. Solo una pequeña
estimulación (incluso si no lo ves conscientemente) va a activar [esta
región cerebral].” El cerebro sigue mostrando actividad eléctrica en un
EEG, por ejemplo, incluso aunque las imágenes o palabras pasen tan
rápido que no se hayan percibido de manera consciente.“
El segundo estadio, que puede ser reportado de forma verbal
por adultos, viene con una señal diferente y es esencialmente o “todo”
(cuando puedes verlo) o “nada,” si el objeto no es visible, indicando un
nivel consciente de atención y procesamiento.
La investigación
Para entender mejor cómo o cuándo estos niveles de la
percepción pueden estar comprometidos en los bebés, los investigadores
utilizaron EEG en 30 bebés de 5 meses, 29 niños de 1 año y 21 de 15
meses, mientras les mostraban imágenes de caras para determinar si
generarían las señales asociadas con el segundo nivel de procesamiento,
el más intencional. Y en efecto, Kouider dice que encontraron que los
cerebros de los bebés trazaron la misma señalización de la consciencia
que los cerebros adultos.
“Lo que cambia básicamente es que la señal neural de
consciencia que observamos es más débil a los 5 meses,” dice el, “es
menos estable y más lenta.” Efectivamente, un bebé de 5 meses debe ver
una imagen por un tiempo cuatro veces mayor al de un adulto para mostrar
señales de consciencia visual intencional (y tres veces más tiempo que
un niño de 12 o 15 meses de edad).
“Es intrigante,” dice Lise Eliot, profesora asociada de
neurociencia en la Universidad Rosalind Flanklin de Medicina y Ciencia
en Chicago y autora de “What’s going on in there?”, en donde se examina
el desarrollo del cerebro de los infantes. “Este es un estudio mucho más
elegante y cuidadosamente controlado y tienen muchos adultos paralelos
para relacionarlos.”
Implicaciones
Kouider y sus colegas planean estudiar a bebés más pequeños
la próxima vez, y tratar de determinar a qué edad la señal aparece por
primera vez. Los resultados podrían tener implicaciones en la expansión
de nuestro conocimiento sobre lo que es la conciencia y como se
desarrolla a nivel cerebral. “Sería estupendo si pudieras utilizar
infantes para saber qué consciencia es porque aparece repentinamente a
cierta edad,” dice Eliot.
Kouider dice que no le sorprende que la consciencia no este
bien desarrollada en infantes como lo está en los adultos porque
requiere de un interjuego entre la corteza prefrontal y las regiones
sensoriales del cerebro (y durante los primeros tres años de vida, la
conexión entre esas regiones no es muy robusta ya que la corteza
prefrontal el cableado de esas conexiones se encuentra todavía en
desarrollo). “Si [una percepción] no va a ser subliminal, tiene que
involucrarse la corteza prefrontal,” dice él, “sabemos gracias a
estudios anatómicos, que la corteza prefrontal está subdesarrollada
hasta el segundo año de vida. No es inexistente, solo que no es
totalmente funcional.”
La investigación también tiene implicaciones más prácticas.
Idealmente, los estudios sobre infantes podrían permitir a los
científicos trazar la trayectoria de cómo se genera la consciencia.
“Puedes comenzar a usar el método muy temprano para, básicamente,
intentar chequear si el desarrollo es normal o anormal,” dice Kouider.
“Sabemos que los niños autistas pueden tener problemas para
concientizarse sobre las caras y puedes imaginar estos métodos ayudando a
diagnosticar tempranamente si alguien está reaccionando de manera
normal a objetos o caras.”
Fuente
Healthland
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