miércoles, mayo 29, 2013

La expresión gráfica del neuroticismo, el psicoticismo y la psicopatía a través de la Grafología Aplicada



Resumen de la Charla – coloquio en el Club de Prensa del periódico "La Nueva España"

Buenas tardes y gracias por su asistencia. Esta charla-coloquio sobre el grafismo y sus correlaciones con los rasgos característicos del neuroticismo, psicoticismo y la psicopatía o sociopatía se enmarca, tal y como viene sucediendo en los últimos años, en un firme compromiso de divulgación acerca de los fundamentos y aplicaciones sociales de la Grafología científica.
La Grafología puede definirse como aquel conjunto de técnicas, metodologías y conocimientos que permiten observar críticamente, discernir y aprehender la génesis (tanto psicológica como psicofisiológica) del trazado manuscrito y sus connotaciones caracteriales, conductuales y patológicas que se evidencian, como muestra la praxis grafoanalítica y la investigación correlacional, en el grafismo y más específicamente en la conducta gráfica.
Al español Juan Huarte de San Juan, precursor de la Psicología Diferencial, se deben las primeras menciones serias referidas a las correlaciones entre variables escriturales y perfiles psicológicos determinados requeridos en la búsqueda candidatos idóneos para diferentes habilidades socio laborales; su libro Examen de ingenios para las ciencias, fue publicado en 1575 y tuvo una amplia e internacional repercusión. La Editorial “Austral” lo mantiene hoy día reeditado y al alcance de cualquier interesado.

Para qué sirve la Grafología?
En un informe grafológico o grafopsicológico que debí emitir recientemente, uno entre tantos, para la selección de un puesto directivo en un grupo empresarial que engloba a un número importante de empresas, el director del grupo a medida que iba leyendo el informe en mi presencia y aclarando y amplificando puntos, se detenía a menudo y me decía sorprendido... “lo conoces?!!!” (Él lo conocía de muchos años atrás de haber estudiado juntos).
Efectivamente, el propósito de la Grafología aplicada consiste en inferir los rasgos idiosincrásicos de la personalidad de un sujeto, sus cualidades y aptitudes cognitivo-afectivas, su estado anímico, voliciones, motivaciones fundamentales... todo ello destinado a la predicción de sus reacciones y conducta habituales y prototípicas.
La escritura no es un sumatorio de elementos gráficos significativos desde el punto de vista gestual y simbólico, que deban informarnos de forma compartimentalizada de la vida y circunstancias anímicas de un sujeto, sino que constituye una “gestalten”, esto es, una configuración, una totalidad individuada, en la que el todo, es algo más (cualitativamente hablando) que la suma de sus partes.
Una escritura debe mantener unas constantes de cohesión, armonía y un nivel de individuación o diferenciación básico para reflejar el desarrollo de una personalidad convenientemente orientada y adaptada.
Sin estos requisitos de armonía y dinamismo diferenciado y progresivo, desde una óptica global u holística, la escritura muestra el escenario proyectivo donde son manifestadas toda suerte de insuficiencias, desequilibrios y trastornos de personalidad.
Para discernir las variables indicativas de trastornos mentales y estados sintomáticos de inadaptación psicológica y conductual, hay que comenzar por definir las tres grandes modalidades en que suelen clasificarse los estados mentales perturbados.

Neurosis, psicosis y psicopatía
Podríamos definir las neurosis como un conjunto de síntomas mórbidos de tipo funcional y de origen psicogénico, que se caracterizan fundamentalmente porque el sujeto que las padece no pierde la consciencia sobre su problemática ni tiene lugar una pérdida de contacto cognitivo con la realidad.
Del “Diccionario de la psicología” de Norbert Sillamy de la Société Françoise de Psychologie trascribimos algunas consideraciones de interés sobre el concepto de neurosis:
“trastorno mental que no afecta a las funciones esenciales de la personalidad y cuyo sujeto es dolorosamente consciente. La angustia, la obsesión, las fobias y el histerismo constituyen las principales neurosis. (...)...los estados neuróticos presentan cierto número de caracteres comunes: el neurótico se siente incómodo, fuera de lugar en su papel social; es agresivo para con los otros (ironía...) y para consigo (tendencia al suicidio); presenta trastornos del sueño (insomnio o hipersomnio), de la sexualidad (frigidez, continencia sistemática o masturbación) y parece excesivamente propenso a la fatiga.
(...)...Todos sus síntomas neuróticos son, en definitiva, expresión simbólica del drama interior que se desarrolla y que es incapaz de dominar, pues los elementos esenciales escapan a su clara conciencia. Esta noción de conflicto es fundamental; la encontramos en todas las teorías explicativas de la neurosis (salvo en la de Pierre Janet, para quien el estado neurótico es una disminución de la vitalidad, de la tensión psicológica –soporte de la ´función de lo real´-, causada por condiciones hereditarias y por agotamiento debido al exceso de trabajo o a choques emocionales).
(...) A veces, encontramos en los neuróticos, taras hereditarias o verdaderas dificultades socioeconómicas, pero la característica constante es de orden psicológico: todos carecen de madurez afectiva.
(...) La neurosis tiene una naturaleza distinta de la psicosis; el neurótico conserva la conciencia de su estado morboso, mientras que el psicótico se construye la realidad imaginaria del delirio, que cree verdadera realidad.”
La escritura es rica en síntomas gráficos que correlacionan con sujetos en quienes concurren síntomas neuróticos. Los síntomas gráficos de la ansiedad, obsesión, miedo e inhibiciones, los espaciados excesivos en contextos gráficos disarmónicos reveladores de angustia, las desigualdades o irregularidades que afectan a las variables escriturales de distintas categorías (forma, dirección de líneas, inclinación axial, tensión del trazado, cohesión...). Dichas desigualdades o irregularidades son general y habitual expresión gráfica del exceso de sensibilidad, lo que se suele traducir en toda suerte de desequilibrios y alteraciones nerviosas de menor o mayor intensidad. El sujeto se torna susceptible y emocionalmente vulnerable.
La tendencia a disociar los óvalos en letras como la “d”, la “g”, la “q”, o el rasgo final de la letra “a”, así como las ambivalencias de inclinación son algunos de los signos grafológicos que suelen formar parte de las escrituras de sujetos con conflictos internos; en definitiva, toda neurosis, dice C. G. Jung, supone un
“estado de desacuerdo consigo mismo originado por el antagonismo de necesidades impulsivas y las exigencias de la cultura, por enojo infantil y la voluntad de adaptación, por deberes individuales y colectivos. La neurosis constituye un signo de detención ante un falso camino y una advertencia de la necesidad de un proceso curativo personal.”
Ahora bien este signo de disociación o fragmentación de letras, especialmente las que se componen en parte de un óvalo (imagen arquetípica del Sí-mismo), suelen ir de la mano de escribientes afectados de trastornos psicóticos: esquizofrénicos, bipolares (maniaco-depresivos), etc.
Norbert Sillamy define la psicosis como una
“enfermedad mental grave, caracterizada por la pérdida de contacto con lo real y por la alteración profunda del lazo interhumano, causa de la inadaptación social del sujeto... (...) A diferencia del neurótico, consciente de sus dificultades personales, el psicótico ignora sus trastornos: aislándose del mundo exterior, demasiado frustrante, se crea un universo privilegiado, que moldea a su antojo y en el cual es omnipotente. Hay varias clases de psicosis: esquizofrenia, psicosis maniaco-depresivas y delirios. La actividad delirante, que se manifiesta en las actitudes y en las conductas por la pérdida de la autocrítica, por las desviaciones del juicio y por un modo del pensamiento irreal, expresa la profunda alineación de la persona y constituye la característica más típica de las psicosis.”
El enfermo psicótico presentará una escritura apenas contenida pero con las suficientes “fisuras” gráfico-gestuales como para evidenciar la débil continencia de un yo debilitado por la pujanza de complejos y contenidos inconscientes.
Los excesos y desproporciones gráficas en las zonas exteriores de la escritura, esto es, zonas superior e inferior, resultan también factores gráficos concomitantes a la personalidad del sujeto afectado por estados y crisis de naturaleza psicótica. Las escrituras de enfermos psicóticos no manifiestan un dinamismo adecuado, o bien son escrituras de pobre dinamismo, inmóviles, poco fluidas, o bien se disparan en una precipitación incontenida.
Por último la psicopatía es descrita y definida por Norbert Sillamy como un,
“estado mental patológico. En sentido más estricto, se aplica este término a desviaciones, sobre todo caracteriales (afectividad, voluntad), que originan conductas antisociales. Los psicópatas no se clasifican entre los psicóticos (realmente alienados) ni entre los neuróticos (que padecen ellos solos por sus trastornos). Son individuos inestables, impulsivos y difíciles, cuyo comportamiento hace sufrir, esencialmente, a los que les rodean. Inadaptados sociales, chocan a menudo con la justicia.” 
El correlato grafonómico de la psicopatía puede ser muy amplio e ir acompañado por síntomas gráficos de estados neuróticos (ansiedad, obsesiones, temores, inhibiciones, impulsividad...).
El psicópata mostrará fundamentalmente una incapacidad manifiesta para el contacto genuino con los demás; no muestra la empatía básica que se requiere para colocarse emocionalmente en el lugar del otro. Los Rasgos regresivos, las perturbaciones de un yo (zona media) fronterizo, el más que probable predominio zonal inferior, los finales abruptos de palabra... etc.

(Se han mostrado transparencias atribuibles a personalidades afectadas de neurosis, otras de sujetos psicóticos, fundamentalmente esquizofrénicos, y varias muestras de psicópatas, entre ellas la de Tony A. King con explicaciones diferenciadas de cada uno de ellos en relación a las variables gráficas presentadas).

Oviedo, Viernes 3 de octubre de 2003
Principado de Asturias

Manuel J. Moreno
Grafoanalista – Instituto de Grafología Analítica
Profesor colaborador en las Especialidades de Peritaje Grafopsicológico
y Pericia Caligráfica Judicial, U A B

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